Entre principios de 2020 y finales de 2022 se quemaron alrededor de un millón de hectáreas del Delta del río Paraná, casi la mitad de la superficie de este valioso ecosistema de 2,2 millones de hectáreas. El origen del fuego fue intencional en casi todos los casos, y está asociado a los usos productivos de ese territorio.
Las decenas de miles de focos de estos tres años generaron alteraciones y daños en suelos, vegetación, agua y fauna, que pueden ser muy difíciles o imposibles de revertir en el corto, mediano y hasta en el largo plazo. La Plataforma Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) realizó un monitoreo del impacto y la recuperación del humedal, con mirada transdisciplinar.
Se estudió el impacto de las quemas en la fertilidad de los suelos, en la biodiversidad de los ambientes acuáticos, en la diversidad de insectos de la superficie del suelo, en la abundancia y diversidad de las aves y en la abundancia y diversidad de la vegetación.
El lugar elegido fue la Isla de los Mástiles, frente a Granadero Baigorria, que tiene una superficie de 940 hectáreas y una antigüedad estimada de 79 años. Una parte de esa isla se quemó en julio de 2020. Se compararon dos parcelas de sauzales maduros, una que fue quemada y otra que resultó indemne.
Investigadoras e investigadores de la UNR cuentan su experiencia en una isla clave del Río Paraná: los ingenieros agrónomos Guillermo Montero, Sergio Montico, José Vesprini, la Licenciada en Recursos Naturales Jorgelina Asmus, y la estudiante de Biotecnología Jackeline Ermini.
El modelo productivo desplegado en el humedal del valle de inundación del río Paraná genera amenazas al ecosistema, que se potencian y multiplican por el cambio climático. La trilogía bajante extrema, sequía generalizada y quemas por acción humana terminó generando severos impactos en la salud de las personas y de la naturaleza.
Es fundamental recordar que los humedales, como el Delta del río Paraná, nos brindan innumerables beneficios ecosistémicos como la purificación y reserva de agua dulce, amortiguamiento de inundaciones, provisión de materiales y alimentos, captura de carbono (gas de efecto invernadero) y formación de suelos.
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Dirección: Lucio Garcia; Investigación periodística:Jorgelina Hiba; Producción: Belén Bertero y Rocio Luna; Cámaras: Mario Armas, Camilo Postiglione y Francisco Zini; Drone: Ramiro Ortega; Edición: Mario Armas; Gráfica: Fabian Gallego.